POR LA DEMOCRACIA DOMINICANA

POR LA DEMOCRACIA DOMINICANA
Rescatemos sus instituciones

viernes, 9 de julio de 2010

Johnny Sanchez

La metástasis moral que nos amenaza a los dominicanos.

Como utopía generalizada y colectiva, las denuncias de mayor control anticorrupcional en RD se señalan a diario por los periodistas, más valientes y por entes pensantes que escriben sin bandería política.
Todos están de acuerdo en esto:

¿Por qué el estado de corrupción es tan peligroso que urge liberarse de él en RD, sin darle treguas?
Porque la sociedad es un sistema de expectativas recíprocas en virtud del cual cada uno de sus miembros actúa a la espera de lo que haga el otro.

Si este "otro" es un funcionario, lo lógico es esperar que, al tomar sus decisiones, por ejemplo, ante alguna licitación, procure lo mejor para el conjunto.

Si el estado de corrupción lleva a sospechar de la rectitud de los funcionarios, los que se verán afectados por sus decisiones tienden a curvar también su conducta con la mira puesta ya no en lo que hay "sobre" la mesa de las deliberaciones públicas, sino "por debajo" de ella, en las transacciones ocultas que las condicionan.

Funcionarios y empresarios bucean entonces en busca de los beneficios ilegítimos que acechan a las decisiones públicas, con un doble resultado. Primero, que cada decisión estatal será subóptima, en ocasiones pésima, en dirección del bien común que los ciudadanos tienen el derecho de reclamar.

¿Es posible calcular la miríada de malas decisiones que diezman, debido a este mecanismo perverso, el desarrollo de nuestra nación? No.

Pero, con ser este cúmulo de las decisiones antisociales un mal tan profundo nos basta.

En segundo lugar hay otro mal aún mayor: que los miembros de una sociedad afectada por el estado de corrupción terminen por perder la confianza recíproca, que, como Francis Fukuyama lo ha señalado en su libro Confianza, es su principal "capital social".

¿No es esto lo que nos pasa a los dominicanos hoy, mientras asistimos impotentes a la anemia de las inversiones de largo plazo y a la fuga de los capitales de empresarios resentidos?

Ya el Bco. Mundial, el FMI y el BID motivaron el reporte: Iniciativa, Participación y Anti-Corrupción conocido con las siglas Ipac; el Sr. Roby Senderowitsch del BM, gestor del mismo, se mostró sorprendido por el hecho de que la clase media sea la más proactiva para denunciar los problemas en RD.

Los demás grupos, no dicen nada y se ha querido ocultar el sol con un dedo, aunque las bocinas pagadas en los medios dicen que en RD no hay corrupción, ni trafico de ninguna clase, solo de Johnny Walker en sus despensas y cheques al portador con jugosas dietas para los amigos.

Un médico me dijo ?La metástasis moral que nos amenaza a los dominicanos en medio del actual estado de corrupción, es mortal, le pregunte, ¿Es en todo caso reversible?

Pensé en las cátedras del padre Alemán, mi maestro, quien dijo alguna vez, al hablar de la inflación, que si se la combate de frente, aun así habrá algo de inflación, pero que si se la tolera, lo que habrá es hiperinflación.

Esta tesis es aplicable a la corrupción y al compadreo de amigos en el poder por 12 años y ahora reelegidos por 4 más.

Si la combatimos mediante una verdadera campaña nacional, aun así habrá algo de corrupción.
Pero ¿qué pasará si la toleramos, y más aún, si no la castiga el Estado severamente? Habrá híper corrupción.

Leonel estuvo en Francia y supo que dos miembros del gabinete del presidente Nicolás Sarkozy debieron renunciar por haber realizado gastos superfluos o empleado dinero público para gastos personales. Uno de esos funcionarios, Alain Joyandet, a cargo de la cartera de Cooperación, debió dejar su cargo por haber alquilado un avión privado por 116.500 euros para efectuar un viaje ministerial a la isla de Martinica, en el Caribe.

El otro funcionario es Christian Blanc, quien también debió renunciar tras haberse descubierto que había comprado habanos por valor de 12.000 euros utilizando fondos públicos.

Casos como éstos parecen demostrar que los hechos de corrupción pública también existen en países del llamado primer mundo. Sólo que, a diferencia de lo que habitualmente ocurre en la RD, allí sí son castigados, por eso sólo si un jefe de Estado se convierte en un verdadero cruzado contra el estado de corrupción que ahora nos parece circundar, podrá llevarlo gradualmente hasta el remanso de los inevitables actos de corrupción que ya no serían en tal caso pecados mortales sino veniales.

Las manchas del tigre son, después de todo, inevitables en cualquier gobierno.
Lo que nos urge lograr mediante un gran esfuerzo convergente es que el tigre, no se transforme en una pantera, o león morado apoyado. Johnnysanchez1147@yahoo.com

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